sábado, junio 13, 2020

EL MAR Y YO


A pesar de haber nacido en Sierra de Yeguas y haberme criado en Antequera, las dos lejos del mar, en el interior de Andalucía, y de no haberlo visto hasta que el tren que me trajo a Catalunya comenzó a serpentear las costas de Tarragona, soy un enamorado del mar.

El arresto domiciliario al que nos han sometido un grupo de ineptos, ha hecho que lleve más de tres meses sin disfrutarlo, ni contemplarlo debidamente, aunque desde el terrado de mi casa lo pueda hacer, no es lo mismo verlo en el horizonte que disfrutarlo en la orilla, escuchando sus quejidos y regalando a mis ojos la blancura de sus olas convertidas en blancos encajes de bolillo,

Ayer, acompañado de mi ahora compañero inseparable KOKI, nos dimos un paseo hasta la playa, disfruté doblemente, ya que al placer añorado de volver a estar en la orilla, se añadía el de verlo a él corretear como un loco ladrando de alegría. Me senté un rato en la arena, cerré los ojos, la música de las olas, casi me hace llevar al sueño y comencé a recordar lo mucho que el mar ha aportado a mi vida y di gracias a la naturaleza y al destino si es que existiera que me ha regalado ese inmenso placer.

Antes de volvernos dibujé, lo mejor que pude la paloma del ilustre Picasso y me senté comprobando como las olas se fueron llevando el dibujo, hasta que desapareció. Hay quien dice que las olas borran los textos y dibujos que se escriben en la arena de la orilla, no es cierto, lo que hacen es que se lo llevan al fondo del mar para regalárselo a las sirenas que lo habitan.

No hay comentarios: