viernes, mayo 08, 2020

MAL DE MUCHOS CONSUELO DE TONTOS


Es evidente que la pandemia le ha sacado los colores, a una gran mayoría de gobiernos a nivel mundial. Es cierto también que opinar de lo que ha ocurrido es siempre más fácil, para dar con las soluciones. Al igual que tomar decisiones que contenten a todos que también es dificultoso. Pero existe una cosa que se llama, prevenir, e intentar adelantarse a los acontecimientos que sabemos que van a ocurrir con casi toda seguridad.

Si un gobierno cualquiera se siente amenazado por otro y piensa que puede ser atacado, lo primero que hará, es poner en movimiento sus servicios de espionaje, y sus contactos con otras naciones que les puedan ayudar a detectar un ataque inminente. Al mínimo indicio, reunirá al estado mayor de sus ejércitos y le encargará un plan para defenderse. Se supone que tiene un estado mayor competente, que estudiará a fondo la potencialidad del enemigo y se preparará a todos los niveles para defenderse. Una vez preparado el plan de defensa se tomarán las medidas convenientes, para reforzar todos los servicios de todo tipo incluidos los sanitarios y la seguridad de sus ciudadanos, mientras mantendrá sus servicios secretos alerta, para evitar un ataque sorpresa. El covid anunció su ataque con tres meses de antelación.

Muchos habíamos oído y leído sobre futuras pandemias que en diferentes revistas técnicas nos anunciaban los especialistas en la materia a nivel mundial, entrevistas en periódicos y otros medios informativos que nos advertían seriamente de una posibilidad como la pesadilla que estamos viviendo. En diciembre, ahora parece ser que Francia nos escondió un caso, aunque es mucho más fácil echarle la culpa a los de siempre a los chinos. Mientras los chinos luchaban tarde, pero a todo correr contra la enfermedad y nos señalaron el aislamiento como el arma más efectiva para parar al enemigo, el resto del mundo permanecía impasible y continuaba su regalada existencia, vanagloriándose al mismo tiempo que intentaba ridiculizar a los chinos acusando a su presidente de haber escondido al mundo la verdad.

O sea que el enemigo era más duro que lo que se esperaba y muy difícil de combatir, encima convencido de su poderío nos avisó tres meses antes de su llegada y nos dijo por donde y como nos atacaría, pero no hicieron caso, no hubo ningún tipo de previsión ni de prevención, así que nadie se preparó y cuando quisieron darse cuenta teníamos el virus en casa. En lugar de reconocerlo, comenzamos la campaña de minimizar los daños, haciéndole creer al personal, que en nuestro caso los genes patrióticos de los españoles, harían el milagro. Cuando se quisieron dar cuenta, el enemigo ya había tomado sus posiciones y se había hecho fuerte. 

De golpe Pedro Sánchez, despierta, se pone en disfraz de Supermán, pone en marcha a la guardia civil, policía nacional y los tres ejércitos y le declara la guerra, nada más y nada menos que a la madre naturaleza. Lo que ha venido detrás es un fracaso detrás de otro, arrastrados por un vendaval que no sabemos a donde nos llevará, pero que de momento nos ha quitado todas las libertades como ciudadanos, y nos mantienen en la angustia de que por primera vez en nuestra vidas tenemos un panorama en el que ni siquiera nos permite programar, no solo nuestro futuro, sino nuestro presente.

A mi no me vale el mal de muchos, ni quiero conformarme con el consuelo de tonto, no tengo que cambiar mis aplausos, siempre lo hice en la misma dirección, en la que me dictan mis valores de humanista. por los que seguiré luchando.

sábado, mayo 02, 2020

LA GUERRA DE PEDRO SÁNCHEZ




No hace falta ser un lince, para adivinar que Pedro podrá tener las cualidades que algunos le quieran adjudicar, pero que en su manera de actuar, da el tono de una persona pedante y engreída, eso ha quedado evidenciado.  Cuando a primeros de marzo, declaró el estado de emergencia después de quitarle las competencias a todas las autonomías y asumir el mando único sin escuchar a los que estaban a cargo de la sanidad pública desde hace ya unos años, lo primero que hizo después de quitarle el protagonismo al Sr. Simón, fue salir en TV, rodeados de militares, guardia civil y policía y
solemnemente declarar la "GUERRA" a la NATURALEZA, arengándonos a todos al mismo tiempo a hacerlo juntos, porque unidos la íbamos a ganar. La pretensión no puede ser más ostentosa y desproporcionada y si no fuera que se trata de algo muy serio, hubiera sido hasta jocosa y una manera más de demostrarnos que el patriotismo por si solo no soluciona los problemas de los ciudadanos

Pués bien, después de tres largos meses de arresto domiciliario, la guerra sin cuartel de nuestra sanidad y un coste económico que será muy difícil de recuperar, por mucho que su gobierno lo quiera endulzar con promesas que no van a poder ni cumplir, no hemos ganado la guerra ni unidos ni separados, solo ha conseguido usted y todos su estado mayor, ralentizar las batallas y reducir el número de bajas y enterrar los muertos, y esperar rezando que nos nos vuelva a atacar no se sabe cuando.  La naturaleza nos tiene sitiados con la economía más destrozada que antes y casi sin agua. Y a no ser, que consigan ustedes que en el último momento aparezca Santiago en su caballo blanco y vuelva a repetir un milagro que solamente vieron los curas de la época, las cosas pintan bastos.

Así que cuando nos deleite usted con otra de sus casi centenarias apariciones en la TV, cuéntenos la verdad de la verdad y déjese el libro de Petete en la biblioteca de la Moncloa, los partes de guerra de su estado mayor en su despacho y si es que usted no los entiende o no lo saben redactar. traigase un especialista en exorcismo a ver si tenemos más suerte. Ah, que no le de miedo de decirnos la verdad, tarde o temprano lo sabremos todo, los medios con las nuevas tecnologías harán que las mentiras no duren cien años como nos ha pasado siempre. Y si en su gobierno hay creyentes y se saben algunas oraciones, como ahora tienen poco trabajo, que recen el rosario todos las tardes, si no tienen a alguien que pueda dirigir el rezo, o algún capellán castrense a mano, pueden llamar a Fernández Díaz para dirigirlo él o su ángel de la guarda. Como dicen por ahí que Dios nos coja confesados.