martes, junio 13, 2023

OCTOGENARIO






 A mediados de enero, alcancé el dígito 8, cosa que no entraba en mis previsiones, a pesar de que mis antecedentes familiares hacían predecir lo contrario, pero el hecho de que mi padre muriera con tan solo 63 años. sin llegar ni siquiera a la jubilación, me hacían pesimista, pero aquí estoy. Tras 17 años de jubilado, afronto ahora  el tramo más difícil de lo hasta ahora vivido.

 

Es como haber subido  una alta montaña, en la que vas venciendo obstáculos y acumulando experiencia, mientras disfrutas de mejores vistas conforme avanzas hacia arriba. Cuando llegas a la cima y crees conseguido el objetivo, te das cuenta que la bajada es más rápida pero menos satisfactoria y mucho más peligrosa, ya que las fuerzas te han abandonado poco a poco y terminas rendido y exhausto.

 

Aunque con 80 años, ya de bajada, comienzas a plantearte muchas cosas. y te das cuenta que por mucho que hayas acumulado subiendo, bien poco te sirve bajando, porque ha cambiado tu fuerza y tu objetivo y lo que es peor, para esto no te habías preparado, porque ni siquiera te habías planteado llegar, ahora  desconoces totalmente cual es tu futuro si es que existe otro futuro, porque a partir de aquí ya nada dependerá de ti.

 

Senetud, 3ª edad, vejez, anciano, llámale como quieras pero son las últimas estaciones de un largo recorrido, cada vez más anodino y sin otra expectativa, que perder hasta el último de tus sueños. No, no es tan bonito envejecer por mucho que se empeñen y es muy duro descubrirlo poco a poco. Cuando llegas a esta etapa, comienzas a replantearte muchas cosas, demasiadas preguntas sin respuestas, demasiados proyectos sin terminar. y un solo y firme convencimiento, "En este mundo traidor, nada es verdad, ni es mentira, todo es según del color, del cristal con el que miras