sábado, julio 24, 2010

LA LIBRETA DE LA VIDA.

Hace unos 3o años, leí un libro sobre antropología, muy interesante.Por aquella época no tenía la costumbre de ahora, de anotar el título y el nombre del escritor de todo lo que leo, por eso no recuerdo ninguna de ambas cosas.
Pero para mí significó una nueva costumbre, abrí mi propìo libro de la vida, una especie de agenda donde voy anotando, los buenos momentos que he vivido, con mi familia y con mis amigos, unos más fieles que otros, de los buenos, de los de, para toda la vida, y de los que terminan siendo amigos de mantel, pero con los que has compartido momentos dignos de apuntar en la libreta.
Como sé que es una historia compartida, la vuelvo a repetir, por si acaso. Se trataba de un grupo de antropólogos, que por indicación de unos aviadores de la segunda guerra mundial, que por circunstancias, habían aterrizado en unos atolones Hawaianos, que no figuraban en los mapas de la época, montaron una expedición con el ánimo de estudiar su costumbres, muy alabadas por los pilotos, que las descubrieron.
Una vez el grupo de estudiosos, localizó dichos atolones y se trasladó a ellos, para iniciar sus investigaciones, se encontraron con el feliz descubrimiento, de que se trataba de una especie de paraiso. Llegaron a un punto en que localizaron una necrópolis, en cuyas tumbas figuraban los datos de los enterrados. Su asombro fué grande, cuando comprobaron que ninguno de los enterrados, sobrepasaba los seis años.
Continuaron su expedición, hasta encontrar el pueblo, en el que les llamó mucho la atención que todos sus habitantes, llevaban colgado una especie de papiro, en el que de vez en cuando hacían anotaciones.
Una vez instalados en el poblado, comenzaron sus investigaciones y la primera pregunta, fué sobre el papiro y las anotaciones, que hacían cada día en él.
Quedaron atónitos, cuando los nativos le explicaron, que el papiro servía para anotar en él, los momentos de felicidad, que cada cual disfrutaba, tanto a nivel familiar, como de sus amistades.
Luego, cuando morían, sumaban todos los momentos de felicidad anotados, y la suma de ellos era la que figuraría en su lápida, el resto practicamente, no valía la pena.
La semana pasada, tuve en casa a mi amiga María Navarrete de Madrid y hoy, en la iglesia de la LLantia, una sobrina, ha bautizado a su segundo hijo y como es natural nos hemos reunido toda la familia García(Bueno los que vivimos en Mataró), y natural-
mente he vuelto a anotar unas horas más en mi libreta de la vida.
Por curiosidad, se me ha ocurrido hacer cuentas, he sumado las horas de mi libreta y me he llevado una agradable sorpresa, estoy muy por arriba, de los tiempos del libro.
Falta ver, si los criterios de los Hawaianos, difieren mucho de los míos, pero de todas formas, me ha servido para reforzar mi autoconfianza en la familia y en los amigos.
¡Que poco se podrían apuntar en la libreta, de no ser por ellos!

1 comentario:

Joana dijo...

Algun dia contaré las libretas. diarios, que tuve...