Había oido hablar de ella, y he leido algo de su bibliografía, pero fué viéndola el pasado 16 de enero en el Teatro Monumental, donde le fué entregado el premio por LA PAZ, que conceden las Naciones Unidas, donde me impactó su figura, una gran mole de humanidad, una maravillosa voz, puestas al servicio de la lucha por los derechos humanos.
En su rostro alegre, huellas de padecimiento, de lo mucho que tuvo que sufrir en su lucha contra el apartheid, en unos años tan difíciles para su pais natal.
Pero lo consiguió, logró que su voz fuera escuchada en todo el mundo, puso su carrera musical al servicio de su otro objetivo.
La lucha por la igualdad de las mujeres, en el continente africano, (no tuvo bastante con hacerlo en su pais), la puso en el punto de mira de los intransigentes, pero ella, con esa arma tan sencilla, pero que tanto temen los dictadores, su voz, los puso en jaque y arrastró a muchas personas del mundo a ponerse a su lado.
Me quedo con tu lucha, aunque tu voz era un regalo que los Dioses, conceden a los privilegiados como tú, que mueren al pié del cañón, al menos en eso si puedes decir que fuistes afortunada.
Nos queda tu ejemplo, tu lucha, tu constancia, alguien cogerá tu testigo; tu voz enlatada nos recordará que tu esfuerzo no fué en vano.
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