domingo, marzo 29, 2020

EL DERECHO A DISCREPAR


¡Vale que es de bien nacido ser agradecido!. Pero ello no es motivo para que te quieran quitar el derecho a discrepar. Discrepar es argumentar, y hacerlo te lleva en muchas ocasiones, como mínimo a tener la mitad de la razón, a ver más allá, o incluso a cambiar de opinión.

En ésta hecatombe que se nos ha venido encima, que en muchos casos se ha multiplicado por la ineptitud de los que han tenido que gestionarla, con más o menos buena voluntad. Estamos viendo, como muchos, no han dudado en aprovechar las tristes circunstancias para aprovecharse en algunos casos y para llevar el agua a su molino en otros, políticos y empresarios de cualquier ideología , que anteponen sus intereses a los del bien común de toda la ciudadanía.

Estos días de recogimiento obligatorio, los que dedicamos un tiempo a tener conocimiento de la actualidad y entramos en las redes de información buscando las noticias más recientes, al objeto de estar mejor informados, nos encontramos un montón de noticias de diferentes fuentes de información, que son verdaderamente contradictorias. Cuando modestamente quieres hacer algún comentario sobre tu visión de la noticia, recibes una cascada de todo tipo de descalificaciones y en algunas ocasiones hasta de insultos.

Existen publicaciones, que informan de donaciones de diferentes cantidades de dinero por parte de  personalidades o empresas, para que sean destinadas a sufragar la compra de material de sanidad. Cosa muy aplaudida y compartida por muchos, que piden medallas para todo quisqui. Lo que no parecen saber ellos, es que en la mayoría de los casos esas cantidades sirven luego para tener desgravaciones en la declaración de renta, de modo que los donantes recuperan una importante cantidad que finalmente pagamos entre todos. 

Decía Jesucristo, que dar de lo que se tiene, no tiene tanto mérito como compartir lo que se tiene. Sin tener en cuenta que ese tipo de donaciones tienen un fín. Para mi y para muchos, en la mayoría de casos, su fin primordial es publicitario. Ya que se informa bombo y platillo, a través de todos los medios de información. Por lo que pierden el principal valor de la limosna, el anonimato.



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