Nos quieren quitar los derechos, la identidad, nos niegan la independencia, el derecho a decidir, se ríen de nosotros y de nuestra forma de ver la vida.
El ¡A por ellos! les delata, dejando a la intemperie lo peor
del ser humano, no hay nada que valga la vida de un solo hombre. Pero por mucho
que lo intenten, no lograrán su objetivo, más pronto que tarde, volverán a
sonar las trompetas del independentismo y se derribarán todas las murallas que
impiden el anhelo de ser libre de los catalanes.
Nunca podrán arrebatarnos la última de las libertades humanas
– la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias – para
decidir tu propio camino, ignoran que la libertad íntima nunca se pierde, porque
la libertad espiritual no se nos puede arrebatar, lo que como decía Viktor
Flankl, hace que nuestra vida y nuestra lucha tengan sentido
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