miércoles, abril 21, 2021

SANT JORDI Y LA CULTURA DE LA FLOR EN CATALUNYA



La vida necesita colorido, si yo fuera artista y me hicieran el encargo de colorear Catalunya, no buscaría ninguna paleta de colores, ni siquiera los de el “Arco de San Martín”. Me decantaría por las flores, la variedad cromática que poseen, es infinita, si le añadimos su fragancia y su belleza, la convierten, al igual que la música, en un lenguaje universal presente en toda clase de eventos, desde el nacimiento a la muerte.

Tras los paisajes yermos del invierno, llega la primavera con su explosión de alegría, sus colores vibrantes, el verde de las plantas toma una paleta de variedades inalcanzable para los mejores pintores. Los capullos de las plantas revientan sus entrañas, y dan a luz flores de inimaginables colores formas y aromas, se viste de gala para nuestro gozo y disfrute.

Por toda Catalunya, lucen prados de flores silvestres, que nos deleitan, que inspiran a poetas, pintores, escritores, diseñadores, despiertan la curiosidad de los niños, son complemento ideal para los enamorados, porque regalar flores es como regalar besos. Se organizan eventos florales, nuestros pueblos lucen sus balcones preñados de macetas.

Grandes ciudades, como Girona organizan Temps de Flors, un evento floral que en pocos años ha logrado reconocimiento internacional, que los amantes de las flores anotamos en nuestra agenda, para poderlo disfrutar año tras año y que por unos días deja pequeña la ciudad. Catalunya es además un mercado internacional de venta de flores de primer nivel.

En países de mucha cultura, en la cesta de la compra semanal, se incluye un ramo de flores, para colocar en un rincón preferente del hogar; todavía lejos de esos estándares internacionales, Catalunya figura al frente de esa costumbre en lo que se refiere a las regiones de la piel Ibérica, con nuestro “Maresme” y su avanzada industria del Mercado de las Flores.

Las letras, son la música de las flores, por eso Catalunya se inventó la fiesta de Sant Jordi, la fiesta más entrañable de cuantas celebra. Su “Fiesta”, donde el libro y la flor se complementan y se convierten en una celebración de carácter identitario, de un pueblo que se vanagloria de su cultura, de sus flores y de su gente, que lucha y seguirá luchando por tener identidad propia.

 


                                           

                      



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