viernes, mayo 24, 2013

EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS



En cumplimiento a una promesa a mis primos de Fuente de Piedra, nos embarcamos en un viaje por el SUR, tierra de nuestro nacimiento, donde afortunadamente, aún conservamos parte de nuestras raíces.
Acompañados, eso sí, por un polizón que se nos coló en el coche, con afán de conocer también sus raíces andaluzas.

Para aprovechar, adelantamos el viaje con la intención de vivir Las Cruces y Los Patios de Córdoba, ciudad que en el mes de Mayo de viste de lujo, para disfrute de propios y extraños, en un ambiente de convivencia extraordinario que realza aún más la belleza de esta capital, donde los Omeya dejaron su impronta, para deleite de generaciones posteriores.
Preciosa Córdoba que sigue manteniendo ese orgullo de ser y ese "rumbo" que le confiere su pasado: Creo que nadie debería morir sin visitarla y disfrutarla, porque las cosas bellas están para eso.



Mi amigo Sebastián, un romero de pro, me aconsejó que no me perdiera esa oportunidad, que da cada siete años, la estancia de la Virgen del Rocío en Almonte. Así que el día 5 de Mayo partimos hacia allí con ánimo de comprobarlo. Nos costó entrar en el pueblo, pero al final valió la pena. A pesar de que cada vez estoy más alejado de este tipo de fiestas, para mí y dicho sea con todo el respeto para todos mis amigos rocieros, más folclóricas que de verdadera devoción, rayando incluso el fanatismo religioso.
El espectáculo valió la pena, sencillamente espectacular, como se vuelca el pueblo con su celebración, digno de contemplar, aunque un poco peligroso si quieres estar en el mogollón de la fiesta.


En el Casino de Almonte disfrutamos de una buena comida y después nos dirigimos a Padul, a visitar a nuestra familia, después de cenar, dormir y desayunar, nos encaminamos a Lanjarón para abrazar a nuestra sobrina Nani y sus dos encantadoras mocitas. ¡Que buena cocinera está hecha esta Nani!.
Tras una buena sobremesa recordando sus tiempos en Mataró, partimos para Puertollano, donde queríamos dar un abrazo y todo nuestro apoyo a nuestros queridos primos Manolo y Mary. Fueron pocas  horas pero bien aprovechadas. Cuantos recuerdos compartidos. Después de desayunarnos unos buenísimos churros, que nos fue a buscar Manolo y de un último abrazo(de momento), nos pusimos rumbo a Villanueva de Córdoba a Visitar a la tía Lontina y familia. Allí disfrutamos de una cena en familia y tras dormir en el nuevo hotel "La casa del Médico" (Os lo recomiendo, una preciosidad), partimos de nuevo para Córdoba, donde disfrutamos esta vez de los Patios. Preciosos y buen ambiente.



Antequera, que sigue viva y se mantiene esbelta, cada día más internacional, por su potencia cultural, aún a medio explotar por unos gobernantes, que parecen desconocer las posibilidades de desarrollo turístico.
Por primera vez en mi vida, acompañado por mi sobrino Paco, y su encantadora mujer Pepa, visitamos el pantano del "Chorro" y contemplar de cerca el " Caminito del Rey". ¡Que pasada de parajes, que espectáculo de naturaleza! Tras comer viendo el pantano y tras una buena sobremesa, salimos por Ardales hacia Campillos, para cerrar el día nuevamente en Antequera. Un día completo para pasarlo al libro...





Fuente Piedra, que después de Antequera ocupa un lugar de privilegio en mi corazón y en mis sentimientos, con esa laguna de interés mundial, donde anualmente anillan miles de  flamencos, recuerdo de mis correrías infantiles, en vacaciones inolvidables en compania de mis primos.

La Romería de las Virtudes, fue la excusa para reunirnos todos los primos a los que les fue posible. Las circunstancias, la lejanía y la dispersión de la emigración hizo que no todos pudieran asistir. Pero no quedó ni uno solo ausente, todos estuvieron en un momento u otro de la sobremesa en nuestra conversación.

Cuantos recuerdos compartidos. ¡ Que felices fuimos de niños, sin apenas darnos cuenta. Nuestros abuelos, en especial nuestra abuela Maria Manuela, ¡que humanidad de mujer!. El tío Manolo, el huerto, el carrillo, su pierna ortopédica, sus apretones...¡que fuerte era!. El coche del tío Antonio, su generosidad con todos, larudeza del tío Alfonso, no exenta de un gran corazón. La tranquilidad que aportaba el tío Francisco, aunque con su genio. El tío Bartolo, el más joven, el mpetu que ponía en cuanto llevaba a cabo. La sonrisa inacabada de la tía Remedios. La paciencia de la tía María.

Tiempos que se nos escurrieron entre los dedos sin darnos apenas cuenta de lo que estábamos viviendo, pero que hoy son el hilo conductor que nos mantiene unidos a pesar de la distancia.
Ahora nos toca recomponer lo que se pueda para que no se pierda su memoria. Espero que tal como hablamos Tamara, podamos reconstruir algo de esa gran familia de los Notario, de momento veo que os lo estáis tomando en serio.

De verdad espero tener la suerte de compartir nuevas romerías con vosotros, han sido varios miles de kilómetros, pero ha valido la pena recuperar, olores, sensaciones que siempre tuve dentro y además poderos abrazar de nuevo.

No hay comentarios: