sábado, abril 10, 2010

SEMANA SANTA, PRIMAVERA








Cuando era chico, asociaba la Semana Santa, con la primavera, el tiempo, las flores, el olor a incienso, los roscos, los pestiños, el arroz con leche, las torrijas, la leche frita,las procesiones, las saetas, la carrera de los pasos al grito de "a la vega", la permisividad de poder llegar a casa tan tarde como quisieras, en una época en que no nos estaba permitido hacerlo, en fin todo un conjunto de sensaciones
que se imprimen en tus genes, sin que seas consciente de ello.
Recuerdo ya vagamente, mi llegada a Mataró allá por el año 1957, al poco tiempo se celebraba precisamente la Semana Santa, yo me preparaba a celebrarla por primera vez, solo, sin amigos, sin familia y sin haber superado el tremendo mazazo que para mí significó la emigración, pero con la ilusión que para mí significaba, hacerlo cada año.
¡Que desilusión tan enorme!, aquello y lo digo con todo el respeto, no tenía nada que ver con mi Semana Santa Antequerana, recuerdo que pasé la noche llorando, a solas en mi cama en la enfermería del colegio Salesianos, donde dormí un tiempo temporalmente.
Durante unos años, hasta que desaparecieron durante un tiempo, no significaron nada especial para mí, hasta que finalmente, la Semana Santa, llegó a convertirse en una semana cualquiera.
En varias ocasiones en todos estos años, bajé a Málaga, La Roda, Sierra Yeguas, Archidona, Sevilla, en época de Semana Santa, a pesar de disfrutar, ya había perdido las sensaciones que para mi significaba este acontecimiento.
Este año, he vuelto a Antequera, ciudad monumental y de extraordinaria belleza cultural, donde las haya, he recorrido sus calles, disfrutado su ambiente, sus comidas, mi familia, recuperando momentos que me fueron vedados por la emigración y que jamás perdonaré a los culpables de las circunstancias, que hicieron emigrar a mis padres.
No me hubiera imaginado nunca tantas sensasiones vividas, es como si de pronto, y sin darme cuenta se hubiese activado algún mecanismo o resorte secreto, que ha hecho ver la Antequera de mi niñez, sentir incluso hasta los olores, de las tiendas, los pestiños, los roscos, el arroz con leche, las flores de la incipiente primavera, cosas que creía olvidadas en los oscuros compartimentos de mi cerebro y que milagrosamente he podido recuperar, como si alguien hubiese activado alguna tecla secreta.
Dos cosas recomiendo a todos los que visiteis esta preciosa y acogedora ciudad: Ver salir el sol por Antequera y contemplar las estrellas, que en su cielo son más bellas que en cualquier otro lugar.
Creo que seguiré asociando, hasta el resto de mi vida: SEMANA SANTA, PRIMAVERA Y ANTEQUERA.

2 comentarios:

Joana dijo...

Y la buena cara que haces a tu regreso!

Unknown dijo...

¡Hola tío Ildefonso!Soy tu sobrino-nieto Ignacio,desde Antequera.He visto este post y me ha conmovido tanto que enlazaré tu blog con el mío.Te enviaré un E-mail donde vendrá mi blog,que te abrirá las puertas a mi vida social.(Mi blog,el Periódico del Pedro Espinosa (Mi centro educativo),el de un amigo mío,con sus problemas de ingenio,y las webs de dos proferores míos(Religión y tecnologías),además de la del instituto.