viernes, mayo 30, 2025

OCTOGENARIO

                                                  

 Ayer a estas horas estábamos a punto de comenzar el acto, cuando los nervios y la ansiedad de los últimos días me jugó una jugarreta. Un temblor inesperado me recorrió todo el cuerpo, era incapaz de articular dos palabras seguidas, las manos perdieron su fuerza, no podía ni aguantar el bolígrafo, llegué a creer que me desplomaba.

Con los asistentes ya sentados y a punto de comenzar, me doy cuenta que había olvidado los auriculares, por si no fuera poco, me había situado a la derecha de la mesa, con lo que el sonido entraba por el oído izquierdo, cuyo tímpano perdí hace años, tenía que hacer algo, estaba bloqueado, de pronto, recordé que hace años, con el teatro Monumental a tope, me sucedió algo parecido y lo pude superar. Mis ya desgastadas neuronas trabajaban intensamente buscando una solución que no encontraban, de pronto, falla la megafonía, viene el técnico y aprovecho los tres minutos que tardó, para mínimamente irme serenando, hasta lograr recuperar el hilo de la conversación, superando con éxito la situación, gracias a la labor de nuestro apreciado Octavi Nonell, que sustituyó a Quim Fernández, que había amanecido con una fuerte afonía, aunque que no le impidió estar al pie del cañón, haciéndose cargo de las relaciones institucionales, ejerciendo de anfitrión con nuestra primera autoridad Ilustrísimo Sr. David Bote, que apretando su cargada agenda se presentó para desearnos lo mejor.

Mientras, Dioni coordinador del evento, subía y bajaba procurando que todo transcurriera según la programación para que todos los asistentes pudieran estar lo más cómodos posible. Arriba, Bienvenida y su equipo;  mis cuñadas, María y Conchi y nuestras más que amigas, Mary Cruz de Tabares, y la Mary Cruz de Antonio García) esmerándose en preparar el pica-pica que cerraba el acto. 

Llegaron los invitados, y en unos momentos llenaron la sala de actos, solo faltaban unos minutos cuando me comienzan a traer libros para firmar, intento escribir, me quedo en blanco, la mano no me responde, el bolígrafo me pesa 5 kilos, solo puedo conseguir algo parecido a un garabato, dejo las firmas para el final, esperando que mi ritmo cardíaco se estabilice, pero no lo consigo, veo de entrar a mis primas de Sierra de  Yeguas, me emociono aún más, ahora siento que no lograré comenzar, totalmente bloqueado estoy a punto de llamar a Dioni, la tensión me supera, cierro los ojos, para evitar lágrimas.

Se hace el silencio, Octavi comienza leyendo el currículum de Gisela, que no pudo venir, vuelven a fallar los micros, mientras los arreglan, abro los ojos, veo las caras de expectación de tanta gente a la que quiero, y a la que iba a decepcionar y me pregunto, ¿ Te vas a dar por vencido, ahora, después de vencer situaciones de toda  clase ?  Mientras Octavi seguía a lo suyo, aproveché para llevar a cabo una serie de aspiraciones y expiraciones, cogí aire, apreté los puños, poco a poco, estaba rebajando mis pulsaciones.

Según avanzábamos en el tema, me estaba recuperando a cambio he hacerle casi  imposible la faena a Octavi, que una y otra vez intentaba que no me saliera del guion establecido,  finalmente lo consiguió, gracias Octavi por tu paciencia. Ya una vez lanzado, viendo los rostros de los asistentes terminé de recuperarme, aunque las manos seguían sin responderme, la firma de los ejemplares se me hizo una eternidad, se habían vendido todos y al ritmo que firmaba, - mejor, garabateaba - consumimos más tiempo del programado.

Continuará....












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