Los hombres se fijan a sí mismos su precio, alto o bajo, según les parece, y cada uno vale el precio en que se estima. Valórate como hombre libre o esclavo, que esto no depende más que de ti.
Un barco no debería navegar con una sola ancla, ni la vida con una sola esperanza.
Lo importante
no es lo que se come, sino cómo se come.
No
pretendas que las cosas sean como deseas; deséalas como son.
Si
dicen mal de ti con fundamento, corrígete, de lo contrario, échate a reír.
Es tan
difícil a los ricos adquirir la sabiduría como a los sabios la riqueza.
La felicidad consiste en ser libre, es decir,
en no desear nada.
A la verdad, el sabio está sujeto a las
pasiones; más toda la impetuosidad de éstas, nada puede contra su virtud.
Busca
el placer que no venga seguido de ningún dolor.
Cuando
los placeres se exageran, truécanse en dolor.
Lo más insufrible para el hombre razonable es
lo que carece de razón. La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte.
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